Compartir lo Nuestro N°3

15
Oct

Compartir lo Nuestro N°3

Pollolin

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Respeto por el trabajo

Cuando pensamos en una revista institucional como forma de comunicarnos, nos parecía difícil y lejano. Es que hasta el momento no habíamos tenido experiencia en este tipo de publicación.
Pero hoy, aunque parezca irreal, estamos lanzando el tercer número.
Por eso –y haciendo uso de la finalidad de este medio-, quiero compartir con todos ustedes algunas noticias y también varias reflexiones.
Si hablamos de noticias, las hay buenas y no tan buenas. Pero vamos a dejar de lado a estas últimas porque, en primer lugar, pertenecen al devenir diario cargado siempre de obstáculos que hay que vencer. Y, en segundo lugar, porque desde el comienzo nos hemos caracterizado por analizar la realidad con optimismo, pensando en positivo.
Vayamos entonces a las buenas nuevas para hacerles saber que en estos días inauguraremos la nueva Planta de Tratamiento de Efluentes que habremos de desarrollar en nota aparte.
También está a punto de entrar en funcionamiento una nueva granja para 250 mil pollos en crianza, en la localidad de Mainqué. Lo compartimos con orgullo porque no solo se trata de una granja más, sino que está dotada con la última tecnología de punta para este rubro.
Como puede verse, seguimos transitando un camino de apuestas permanentes al progreso, al mejoramiento de nuestros recursos y, sobre todo, a desafíos que siempre representan más fuentes de trabajo: hoy se está construyendo una nueva Sala de Trozado y Especialidades que incorpora excelente
maquinaria proveniente de Holanda.
Al hablar del recorrido, no puedo dejar de pensar en mis propios orígenes. Y, al hacerlo, en todo aquello que aprendí de mis padres y que, gratamente, al día de hoy, puedo ver que nos ha servido.
Me refiero, entre otras enseñanzas, a una de las más importantes: el respeto por el trabajo. Ésta es una condición que tiene un precio incalculable: no se puede comprar ni pedir prestada ni se puede transferir de ningún modo, pues la tiene que construir el hombre por sí mismo a partir de comprender
cuáles son las prioridades para su vida y su familia.
El trabajo y el placer de los logros obtenidos a partir de él, generan conductas positivas que se convertirán en modelos de vida para nuestros hijos. Un trabajo digno en el que deseamos permanecer es un punto de partida para no perder el rumbo.
No olvidemos que vivimos en un mundo que fomenta el consumismo y nos seduce haciéndonos creer que el último modelo de celular o la mejor marca de zapatillas –por dar uno ejemplos- son una necesidad imperiosa; pero se olvidan de mencionar las previsiones y la importancia del techo propio. No
perder el rumbo significa también estar atentos para no confundirnos. Y aquí viene la segunda enseñanza que heredé y deseo compartir con ustedes: el difícil aprendizaje de saber cómo administrarnos frente a, por una parte, las tentadoras ofertas del mercado con atractivos sistemas de crédito; por otra parte, la conciencia responsable de nuestros ingresos reales. Entre ambos, la línea es muy delgada y, esto, también lo aprendí de mis padres.
Vayamos para adelante y ¡Siempre en positivo!

Roberto Maionchi
Gerente General