Compartir lo Nuestro N°5
Tiempo de balance
Fin de año. Inevitablemente, es una época en que empezamos a mirar para atrás, a revisar las cosas buenas y malas que nos han pasado, a ver cómo queda la balanza cuando, a las doce de la noche del 31 de diciembre, levantemos las copas para desear a nuestros afectos más cercanos un “feliz año nuevo”.
Algunos con alegría, felices por los progresos conseguidos; y otros, con dolor y angustia por situaciones difíciles de superar que hayan debido afrontar. En este punto y en esa noche tenemos que imaginar el futuro; cómo queremos que sea ese futuro. Asumir con determinación que podemos controlar nuestro destino nos permitirá ponernos objetivos posibles y alcanzarlos.
La Navidad es tiempo de renovación, de esperanza. Tener esperanza nos genera sentimientos de bienestar y este sentimiento positivo nos permite razonar mejor, vincularnos con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros amigos, con nuestra familia. Nuestra visión de las cosas refleja nuestra esperanza, nuestras creencias y valores.
Quienes han estudiado el comportamiento humano nos dicen que además de conocernos a nosotros mismos y cultivar la esperanza, tenemos que tener empatía para entender las necesidades y sueños de los que nos rodean.
Hace algún tiempo, llamé a un trabajador de la planta quien no venía desde hacía varios meses por una operación de columna. La intención era conocer su estado de salud y saber cuál era su mirada hacia el futuro. Me contó que estaba en rehabilitación y que su médico le había indicado la práctica de natación; pero, como no tenía dinero para ir a un gimnasio, iba al río todos los días para recuperarse. Luego agregó: “No puedo aflojar, ¿sabe?, porque tengo una nieta y por ella debo volver al trabajo”.
La vida había puesto en su camino a una nieta que no buscó; pero, este HOMBRE, primero consciente de sus limitaciones, tuvo esperanza y compasión suficientes para hacer lo que debía hacer y torcer un destino que las circunstancias querían imponerle. Este hombre hoy está a punto de jubilarse y Dios quiera que lo disfrute por muchos años. De nosotros depende…
Lucas de San José
Recursos Humanos